martes, 4 de octubre de 2016

¿Qué son los grados Brix?

El control de los niveles de azúcares es de vital importancia, debido a que unos de los desafíos de los viticultores y los ingenieros agrónomos es definir cuando la uva se encuentra en condiciones para la vendimia, y que esto mismo se encuentre conforme a la estrategia de vino a conseguir.

Durante el proceso de maduración, los niveles de acidez descienden, sobre todo el ácido tartárico y el málico, y los azúcares fermentables, en especial la fructuosa y la glucosa, aumentan. El control de estos indicadores, a medida que se acerca la vendimia, los viticultores controlan a diario los niveles de azúcares, y esto mismo nos va a dar una idea del porcentaje de alcohol potencial; esto con un conjunto de técnicas visuales permiten definir si la uva ha alcanzado madurez fenólica.


Por eso mismo se utiliza un instrumento que se denomina refractómetro, que es un instrumento óptico que permite medir los niveles de azúcar de las uvas. Su funcionamiento es sencillo, se deja caer en el cristal del refractómetro un poco de jugo o mosto de la uva y a través del visor se puede ver directamente en porcentaje de alcohol o los grados Brix.
Uso del refractómetro

Partes del refractómetro

Los grados Brix es una escala hidrométrica que permite medir los niveles de azúcar de la uva. También existen otras escalas como los grados Oechsle y Baumé.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Zona de Baja California

México cuenta con diversidad de suelos y climas aptos para la vitivinicultura, característica que deriva a la vez de su enorme extensión de casi 2 millones de kilómetros cuadrados; de su longitud de alrededor de 3,500 kilómetros desde el extremo norte al extremo sur, de sus cadenas montañosas y su extensa meseta central. El país abarca desde el trópico sureño hasta los extremos climáticos norteños y sus territorios se elevan desde las costas del Pacífico y el Caribe hasta más de 3 mil metros.

Baja California

Es la principal región vinícola de México. Es un conglomerado de valles con actividad vinícola que tienen en común la cercanía con el Océano Pacífico, cuya distancia respecto a los viñedos puede variar de 10 a 40 kilómetros. Los suelos son de origen granítico y volcánico, con un clima semidesértico, de escasas precipitaciones, concentradas principalmente en el invierno.

La proximidad con el mar es responsable en gran parte de las diferencias de temperatura entre el día y la noche, que van de 15 a 20 grados. La variación de temperatura está también determinada por la altura de los valles.

Las uvas que predominan son.

Tintas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Petit Verdot, Grenache, Carignan y Petite Syrah. Todas ellas en la zona desde hace muchas décadas, mientras que los viñedos de Syrah son más recientes. Otras variedades que se dan son las italianas: Nebbiolo, Barbera y Sangiovese; entre las españolas la Tempranillo, Garnacha y Cariñena.

Blancas: Las más utilizadas son Chardonnay, Chenin Blanc y Sauvignon Blanc. De manera marginal se puede encontrar Moscatel de Alejandría (la más antigua de la región), Riesling y Gewürztraminer. En los últimos años se han desarrollado los cultivos de Viognier y Moscato di Canelli.

Valle de Guadalupe

El valle que más se ha desarrollado en los últimos años es Guadalupe, a unos 30 kilómetros de Ensenada y a unos 95 de Tijuana, esta última situada en la frontera con Estados Unidos. Sus viñedos son los más nórdicos de México. En el valle están las dos bodegas más grandes del país, L.A. Cetto y Casa Pedro Domecq.

Sin duda, Guadalupe es la región vinícola más prestigiosa de México. La instalación en la zona, hace 16 años, de Monte Xanic, bodega dedicada a vinos de calidad contribuyó a asentar la "marca".

Valle de San Antonio

San Antonio es el primer valle que irrumpe después de atravesar, desde la costa, las primeras estribaciones de la cordillera peninsular cuando se va en camino hacia el Valle de Guadalupe, y comparte muchos rasgos con este último, aunque su mayor proximidad al mar modera la temperatura y acentúa el contraste térmico entre día y noche.

Valle de las Palmas

En el camino de Guadalupe a Tecate, esta zona aún conserva viñedos de la cepa Misión traída por los españoles. Aunque algunas bodegas de Guadalupe compran uva allí desde hace años.

Santo Tomás

A unos 40 kilometros al sur de Ensenada la Bodega de Santo Tomás posee 1,000 hectáreas, de las cuales un 40 por ciento están destinadas a viñedos.

Allí destacan las cepas Cabernet Sauvignon y Tempranillo. San Tomás presume ser la bodega más antigua de Baja California, con una larga historia.

Valle de la Grulla

La Grulla es parte del ejido Uruapan y está alrededor de 40 kilómetros al sur de Ensenada. La carretera recorta lo que se conoce como "Antigua ruta del vino", la cual atravesaba las misiones franciscanas y dominicas que elaboraron por primera vez en la zona en el siglo XVII.

Algunos rasgos hacen al valle apropiado para el cultivo de la vid: agua muy buena y abundante, con poca salinidad, así como la proximidad al mar, cuyo viento llega a través de un declive en las serranías que lo separa del Pacífico y modera las temperaturas, de manera que su temperatura siempre es más baja que en el Valle de Guadalupe.

San Vicente y Llano Colorado

El tipo de suelo es similar al del Valle de Santo Tomás, salvo en la parte de Llano Colorado, que marca la entrada a estos valles y cuya tierra rojiza delata su composición arcillosa. Por otro lado, no existen allí los problemas de agua que enfrentan los viticultores en Guadalupe. De hecho los Nebbiolo y Tempranillo que dan cuerpo, estructura y redondez a muchos vinos bajacalifornianos provienen de ese valle.

Ojos Negros

El Valle de Ojos Negros, situado a 40 kilómetros al este de Ensenada y aproximadamente a la misma distancia del mar que el de Guadalupe, es una extensa llanura de unos 100 kilómetros cuadrados, que se sitúa entre 700 y 800 metros sobre el nivel del mar, lo cual hace de sus viñedos los más altos de la región.

Por sus características, los productores que comienzan a elaborar vinos en la zona para lograr un carácter y la posibilidad de utilizar a otras cepas.

lunes, 15 de agosto de 2016

Cómo catar un vino

La cata tiene 3 etapas: vista, nariz y boca. Hay quien dice que también está la del oído - es cuando la botella es descorchada -. 


  • Vista o visual: primero miro el color o matiz. Luego giro la copa cuidadosamente para ver las lágrimas o gotas que deja el vino en sus paredes (densidad). Si las lágrimas son densas y caen lentamente, es que tiene bastante alcohol. También si el color es negro o casi. Si las lágrimas son delgadas y caen rápido es que el vino es menos alcohólico.
De igual modo se evalúa si el vino es brillante y límpido, es decir, si no tiene algún tipo de residuo.



  • Nariz u olfativa: huelo primero la copa sin moverla para apreciar sus aromas más representativos, esto se conoce como primera nariz, luego agito la copa, esto ocasiona que se oxigene el líquido pasar a segunda nariz, esto con el fin de exaltar más aromas. Existen olores primarios, secundarios y tercearios:
  1. Primarios: aromas que son característicos de la cepa, que dependen de la zona donde está cultivada, de la variedad a la que pertenece, del tipo de composición del suelo, de la climatología existente en el lugar y de la vendimia. Los aromas que nos proporcionan en nariz son florales, vegetales y frutales,
  2. Secundarios: fruto de la fermentación alcohólica y maloláctica. Estos aromas dependen del tipo de levaduras y de las condiciones que propician la fermentación, como puede ser el aireado o la temperatura entre otros factores, Este tipo de aromas suscitarán al goloso (que el vino sea agradable en boca e invite a seguir probándolo), ya que los componen aromas caramelizados, pasteleros y lácticos.
  3. Tercearios o "bouquet": son aromas que se han adquirido durante la crianza del vino en barrica y durante su etapa de maduración en la botella. Su principal característica es que se trata de aromas balsámicos, de madera, de frutos secos, entre otros. También podemos encontrar diversos aromas frutales, florales. Manzanilla, cuero, miel, ahumado, tabaco o café son característicos de los aromas tercearios.
  • Boca o gustativa: Identificar a largo del paso por boca del vino los cuatro sabores: dulce, salado, ácido y amargo. Después seguir los siguientes pasos:
  1. Identificar si el vino está equilibrado, es decir, balance entre alcoholes, acidez y taninos.
  2. Confirmar los aromas explicados en la fase olfativa.
  3. Identificar la intesidad es alta o baja, se refiere al sabor que deja en boca y garganta; si perdura, es alta o en contraste, si desaparece el sabor al momento, es baja.
Al final se da una recomendación gastronómica para acompañar el vino con algún alimento en especial a lo que se le denomina maridaje.